El hombre de acero: filme supermánico del todo peliculero

La imaginación popular se siente muy entretenida con la presencia de los más distintos superhéroes. Ahora se trata de El hombre de acero (2013), película dirigida por Zack Snyder. Algunos analistas estudian estos filmes desde sus vertientes ideológicas: los superhéroes aparecen en momentos en que su país natal –Estados Unidos– se ve inmerso en nuevas guerras más allá de sus fronteras. En El hombre de acero, el propio héroe saca pecho para decirles a sus enemigos kriptonianos, que él ya no es de Kriptón; dice: “Soy estadounidense”. Sin embargo, no es el asunto ideológico quien hace de El hombre de acero un filme mediocre. Esta cinta se cae por su débil estructuración dramática: las situaciones dramáticas importantes son cortadas para darle lugar al comercial espejismo de la acción violenta, al punto de desaparecer como película del género fantástico. Se empaña por igual el diseño de los personajes (la abulia del héroe es desesperante cuando indaga en sus orígenes). Lo que al filme le importa es el choque visual, la destrucción de edificios, las peleas, el alboroto, la pelotera de planos (sin importarle el encuadre). La película contiene mucho ruido, no solo de explosiones, hasta la música aturde por excesiva.  Sobre el nuevo galán supermánico, Henry Cavill resulta del todo inexpresivo. Es película peliculera.

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http://www.nacion.com/2013-06-17/Entretenimiento/critica-de-cine--de-acero-y-mas.aspx