Norcoreanos se apoderan de la Casa Blanca, del Olimpo en cine

El Olimpo ha caído. Lo dice el título original de la película Operación: Código Olimpo (2013). El título Olympus Has Fallen y la dirección viene de la mano de Antoine Fuqua, quien muestra sus deficiencias para narrar: va a saltos desordenados y la acción cambia de escenario de la manera más arbitraria imaginada. Su discurso político lo único que hace es meter la nariz donde no cabe, con tal de introducirnos un concepto: Corea del Norte es un peligro para el mundo. Cuando uno ve cómo es rota la bandera de las reconocidas barras y estrellas, arrancada de su asta, intuimos el final, ¡claro!, dicha bandera volverá al asta que le corresponde. Entre un suceso y otro, quedan regueros de violencia y la maldad norcoreana. El discurso patriotero sobre Estados Unidos como salvador del mundo está por encima del relato. No hay un solo elemento del lenguaje cinematográfico que uno pueda destacar. Su violencia es extrema (con qué deleite visual muestra la horrenda golpiza que sufre una mujer). ¿Esto es “cine de entretenimiento”? Si es así, qué mal andamos y qué bajo cae este tipo de cine.

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