| Gustavo Rojas y Andrea Oriza en uno de los desnudos de Ilegal |
Blog de wílliam venegas segura, crítico de cine, teatro y de otras huellas al ojo [Costa Rica]
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lunes, 29 de septiembre de 2014
Lo económico en el sexo enajena: es teatro color de piel
martes, 23 de septiembre de 2014
"La colección" de Harold Pinter según el Teatro Estudio
Harold Pinter es un gran dramaturgo, no hay duda, y siempre sus textos son sugerentes para que alguien los lleve a escena y uno quiera verlos
En Costa Rica, ahora, el grupo Teatro Estudio ganó un proyecto (Escena Viva) y acaba de cerrar temporada con la obra de Harold Pinter titulada La colección. Se trata de una comedia para desenmascarar los juegos de la hipocresía, sobre todo cuando hay asuntos amorosos de por medio. Son dos parejas. La esposa de una le cuenta a su marido que estuvo con un colega en determinado hotel. El marido busca al tipo y comienza un juego de mentiras que puede ser de verdades o uno de verdades que puede ser de mentiras. Pinter solo desnuda ese juego de apariencias. El problema de la puesta es escena del grupo es su falta de dinamismo, al punto que ni parece comedia ni se convierte en drama. Culpa de la deficiente dirección de mi amigo Leonardo Perucci.
Su lentitud es ceremoniosa, de funeral, mientas los personajes se la pasan tomando licor sin que nunca se vean ebrios. La verdad es que las actuaciones, en su conjunto, son deficitarias, superficiales, sin retro-alimentación entre ellas: van de malas a peores, como si solo encarnaran una anécdota. Luis Carlos Vásquez es el peor, parece principiante asustado. Bernardo Barquero no corrige aún su pésima dicción. Tatiana Zamora solo flotó por ahí y Arturo Campos se esforzó, él solo. Interesante la escenografía, sin ser original con este texto; buen trabajo de luces, pero nunca fue acertada la banda sonora (no funcionó como subrayado). Resultado frustrado para un intento pinteriano.
lunes, 15 de septiembre de 2014
Luego del 1, obvio, ahora el Volumen 2 de "Ninfomanía"
El filme ajusta el duelo entre coherencia y caos. Entre razón y pasión. Entre sexo y cultura. Orgasmo y arte. Clítoris y religión. Lo sagrado con la blasfemia. Metáforas del duelo entre este cine provocador con respecto al cine convencional de la gran industria.
Un promedio de cinco horas para una película es demasiado, así nos la dividan en dos partes. Estamos ahora con Ninfomanía Volumen 2 (2013) de Lars von Trier y sigue
la misma trama: una mujer -Joe- se confiesa de ser hipersexuada, cada vez
con menos culpa, pero en búsqueda de redención. Su deuteragonista es un
viejo solterón -Seligman-, quien oye a dicha ninfómana con paciencia cuaresmal. En esta segunda parte, se impone la presencia sólida de la actriz Charlotte Gainsbourg. Ella le da peso dramático al filme, pero extraño a la actriz Stacy
Martin de la primera parte, quien encarna dicho personaje -más joven- con sugerente erotismo. Ninfomanía
Volumen 2 llega con ritmo más lento, con diálogos más académicos y con sucesos que se alargan más de la cuenta. Sucede que Von Trier defenestra su trabajo con la aceleración final de la película: injustificado cambio
narrativo, donde un personaje gira sin explicación para, así, imponer
“lo trágico”. Hay momentos más bien cansinos, como la secuencia sadomasoquista, que solo
define la buena actuación de Jamie Biell.
Para leer la crítica completa, CLIC en este enlace:
http://www.nacion.com/ocio/cine/Critica-cine-Ninfomania_0_1439256078.html
Para leer la crítica completa, CLIC en este enlace:
http://www.nacion.com/ocio/cine/Critica-cine-Ninfomania_0_1439256078.html
miércoles, 3 de septiembre de 2014
El Volumen 1. "Ninfomanía" del danés Lars von Trier
Con su cine y sus reglas
del manifiesto Dogma 95, no sé si el realizador danés Lars von Trier es un
provocador inteligente o un alborotador excéntrico. Lo cierto es que tanto Lars von Trier como su colega Thomas Vinterberg, con
dicho manifiesto, proclamaron un arte alejado de los
efectos especiales dominantes en el cine actual. Von Trier ofrece ahora una película de cinco horas promedio que ha sido
dividida en dos partes para su explotación comercial: Ninfomanía (2013). Dicho
filme es parte de una trilogía llamada “De la depresión”, pero a los cines de
Costa Rica solo ha llegado ésta. Antes de Ninfomanía están Anticristo
(2009) y Melancolía (2011). En todo caso, el “final” de Ninfomanía Volumen 1 no está nada
mal: cierra bien una situación y abre expectativas sobre lo que vendrá (especie
de celada narrativa). La película es la suma de situaciones distintas unidas
por una mujer que le habla a un viejo solterón sobre su “yerro” de la
hipersexualidad. Aún se discute sobre si la ninfomanía es obsesión, adicción o compulsión, pero en el filme comienza a verse como pecado, con alguna misoginia.
Luego sentimos que se nos lleva hacia otra explicación, gracias a la presencia
del viejo, quien contagia el tema del sexo con otros asuntos. Ese discurrir es lo mejor del filme, apuntalado con bien logradas imágenes (bien lograda la relación entre la
música de Bach con los distintos tipos de acercamiento sexual). Todo ello dicho todo con naturalidad, sin pedantería intelectual. La relación entre culpa y
ninfomanía se formula bien en esta parte, sin alardes
freudianos para expresar la búsqueda incesante del erotismo y del orgasmo. Se trata de la mujer, a quien la sociedad le niega la sexualidad que sí le permite al hombre. Los diálogos son transgresores: nos hacen sentir ante un buen filme, aunque por secuencias resulte disperso.
Para leer la crítica completa:
http://www.nacion.com/ocio/cine/Ninfomania-Cine-Von-Trier-misterio_0_1436856311.html
Para leer la crítica completa:
http://www.nacion.com/ocio/cine/Ninfomania-Cine-Von-Trier-misterio_0_1436856311.html
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