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lunes, 27 de junio de 2016

Una de las peores pelis que yo haya visto: "Contraataque"

La secuela Día de la Independencia: Contraataque (2016) es como ponerse a jugar tablero con figuras de ajedrez. Es así por múltiples razones que van desde el guion desorganizado de Carter Blanchard hasta la realización del director Roland Emmerich, quien creyó que sembraba árboles de arroz con pollo o algo así. 
La película es ampulosa a más y no poder, tanto que perdió el sentido de su propio tamaño, y tan llena de bulla que aturde al oído más virginal. Es fórmula narrativa de la llamada “space opera”, que se sostiene sobre una factura visual espectacular, aunque vacía de conceptos: "gato maullador no es buen cazador". En efecto, dentro de su propio bullicio, del burumbún de imágenes que van y vienen de manera atropellada, del disparar mucho y no pegar nada, de su demagogia política, de su estética afectada, de composiciones visuales inútiles, de movimientos de cámara sin comunicación alguna, dentro de todo eso, Día de la Independencia: Contraataque es filme vacío como cantimplora con hueco.

domingo, 26 de junio de 2016

"Yo antes de ti": con la valentía del melodrama tal cual...

Lo bueno de la película Yo antes de ti (2016) es su actitud valiente para mostrarse como melodrama tal cual. Su acato amoroso consagra una rebosada técnica evocadora de sentimientos. Lo hace sin perder su lógico equilibrio y con alguna tragedia interior, lejana del drama apabullante. Ello es mérito de la directora Thea Sharrock a partir de un éxito editorial de la escritora inglesa Jojo Moyes (nacida en 1969), también guionista de este filme. El filme ubica su argumento dentro del arte de los amores imposibles, esos que se alejan en contra de la voluntad de los enamorados. El relato amoroso tan solo fluye y supera el esquema ceniciento de la muchacha pobre que se enamora y enamora al galán adinerado y cuadrapléjico. En ese punto, como buen melodrama, más bien podríamos hablar de que este filme tiene escasa elaboración psicológica de los personajes. Buenas actuaciones, para un melodrama así bien entendido. Lo malo: una banda sonora que parece ir contra viento.

martes, 21 de junio de 2016

Luego del éxito de Nemo llega ahora "Buscando a Dory"

Ya sabemos que la aleta derecha de Nemo, el querido pez payaso, es más pequeña por culpa del ataque de una barracuda. También sabemos que su padre, Marlin, lo cuida en demasía. Ello es parte de una historia que es aún película seductora: Buscando a Nemo (2003), del genial estudio Pixar. También ahí conocimos a Dory, pez cirujano de serios problemas con su memoria más pronta: su memoria inmediata. Como aquella película de Nemo fue tremendo éxito comercial, no es sorpresa que hoy los mismos personajes se reúnan en filme también de arte valioso. Se trata de Buscando a Dory (2016), dirigida por Andrew Stanton y Angus MacLane, que algunos juzgan como secuela de Buscando a Nemo, sin que lo sea del todo: esta aventura de Dory tiene sus propias bases, tiene la coherencia de su propio universo y el desarrollo de su argumento se abastece por sí mismo, aunque haya lógicas referencias a la película citada. Es lo mejor de su guion, mientras la puesta visual muestra muy bien la atmósfera y lo escénico, ahí en donde se mueven personajes bien diseñados. Sin ponernos infumables, uno siente que en Buscando a Dory, con destreza narrativa, el desarrollo de lo trágico tiende al buen humor y que, a la inversa, igual funciona. De pronto lo homérico resulta igualmente shakesperiano. Por eso, el filme es meticuloso con sus elementos visuales.

martes, 14 de junio de 2016

"Amor por sorpresa": el regreso de un buen director

El estreno de la película Amor por sorpresa (2015) nos trae un valor agregado: el regreso al cine de un buen director, el holandés Mike van Diem, de quien conocimos, en 1997, una excelente película titulada CarácterEl director ahora pasa a los tonos románticos de la comedia como género. Lo hace sin renunciar a esa especie de crueldad que hay en la sátira. Ello es lo que hace aún más atractivo el argumento y la buena puesta visual del filme: su malicioso humor negro, entendido este como ese humor provocado por situaciones que, en otros contextos, más bien darían lástima, ternura o, incluso, terror. La trama nos muestra a un multimillonario de la realeza parasitaria: Jacob, quien es incapaz de decirle a su madre lo que siente cuando ella se está muriendo. Bien diseñado el personaje con su apatía, este acude a una empresa que ayuda a morir a las personas (las mata) con contrato firmado por ambas partes. No hay vuelta atrás una vez que se firma. El problema es que Jacob conoce a Anna, quien anda en las mismas, y la realidad les juega una mala pasada. Lo anterior es previsible, pero el filme lo narra con gusto, buen planteamiento de situaciones y elegante desarrollo de los diálogos. Esto reforzado con extraordinaria banda sonora, siempre oportuna y de calidad musical: Mozart, Bach, Vivaldi y otros más, bien ubicados por Brian Byrne. Sin ser diva, la actuación de Georgina Verbaan es seductora. La acompaña Jeroen van Koningsbrugge de manera cumplidora, sin sobresalir frente a la mencionada actriz, pero entre los dos logran el disfrute de esta divertida aventura romántica. Hay que ver esta película antes que Hollywood haga un refrito y la eche a perder.

domingo, 12 de junio de 2016

"El conjuro": la misma mona con otro rabo, y bien

Esta vez no tenemos el buen manejo de los aplausos que vimos en la primera película del 2013. Sin
embargo, con El conjuro 2 (2016), igual se luce el director James Wan para producir en los espectadores esa sensación primaria que es el miedo. Esta secuela, en lo básico, repite conceptos y el arte visual de la primera película. Es como estar al frente de lo mismo, pero con distinta rabadilla. El conjuro 2 nos lleva esta vez a territorio británico, en 1977, con la misma insistencia de que se basa en hechos reales, pero presentados con tal embriaguez de ficción que resulta difícil tragarse esa afirmación. El director Wang, nacido en Malasia, tiene soluciones visuales por montones para asustar a la platea. Otra vez se trata de una casa poseída. Es un espíritu o un espanto del más allá que ha regresado para encontrarse con su familia. Cuando el espíritu comienza a manifestarse de manera violenta, tienen que traer desde Amityville, Estados Unidos, al matrimonio de Ed y Lorraine Warren. Son los mismos de la primera película. Solo que la actuación de quienes los encarnan se ve menos convincente: Patrick Wilson y Vera FarmigaQuien sí sobresale es la jovencita actriz Madison Wolfe, quien se pone en la piel de la niña poseída. El conjuro 2 apenas esboza conceptos y los diálogos son apenas conductores hacia lo vertical del filme: lo visual.

"El maestro del dinero": cine valiente con su denuncia

Uno siente complacencia cuando un filme se atreve a decir verdades que el propio sistema oculta. No sucede muy a menudo, pero hay películas hechas con intrepidez. Incluso, uno se queda sin entender cómo han logrado colarse dentro de las redes del paradigma que las produce. En este momento, esa sensación nos la produce un filme transgresor nada demagógico, dirigido por la muy conocida Jodie Foster, que nos llega con el título de El maestro del dinero (2016). A primera mano, la gracia de dicha película parece estar con su directora y con su elenco: George Clooney, Julia Roberts y la llamativa actriz que es la irlandesa Caitriona Balfe, más conocida por su trabajo en la teleserie OutlanderFoster lleva su película hacia la denuncia social como acto de veracidad y, por eso, el filme es poco creativo en términos formales: no hay ningún gesto formal que nos distraiga de lo que está en juego. Aquí se busca afilar la guillotina para ajusticiar actos de corrupción del sistema. Se trata del capitalismo parasitario propio de la economía neoliberal. Se trata de Wall Street. También se trata de la televisión, de ese ente informativo capaz de manipular la opinión pública a su antojo. El personaje contrastante es Kyle Budwell, especie de Robin Hood actual, quien decide vengar a los estafados por Wall Street y comienza por apoderarse de un canal de televisión. Aquí viene la mejor actuación del elenco, la del joven inglés Jack O’Connell.

domingo, 5 de junio de 2016

"Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras"

Leonardo, Michelangelo, Donatello y Rafael nos evocan el arte del Renacimiento, pero los seguidores de historietas (cómics) prefieren referirse, con esos nombres, a cuatro tortugas mutantes, quelonios hermanos y antropomorfos, ninjas a la vez, entrenados por su maestro Splinter, rata grande y sabia.


Esos quelonios de poderes especiales regresan ahora con el filme titulado Tortugas Ninja 2: Fuera de las sombras (2016), dirigido por Dave Green, pero cuya mano más fácil de percibir es la de uno de sus productores: Michael BayLeonardo, Michelangelo, Donatello y Rafael viven en las alcantarillas de Nueva York, pero viven en condiciones que se las desearía cualquier pobre del mundo. Ahora los vemos salir de su inframundo para defender a Nueva York. Esta vez, nuestros amigos galápagos se enteran de que hay un plan para liberar a un criminal peligroso: Destructor. Los quelonios salen a cumplir la misión de evitar la fuga de Destructor con un carro de guerra: graciosa parodia de lo que vimos en Mad Max (2015). Aquello es una agitada batalla con las truculencias y fogonazos. El filme resulta pueril: es Hollywood que le compite a Hollywood con esa celeridad de imágenes en medio de situaciones y diálogos propios de la tontería pura. Sin embargo,  Por más que nos quejemos, debemos valorar bien el acertado trabajo en la dirección de arte, ciertos buenos trucos visuales y el papel de la música como compás de los sucesos. Esto permite darle una estrellita más al filme (sin contar la sonrisa y belleza de Megan Fox).