Atrás hay relámpagos *
*
Delante
hay bicicletas
Si
se habla del argumento de un filme, pues que se comporte como relato y que
cuente una historia
No se puede negar la
magia de las actrices Natalia Arias y Adriana Álvarez para cautivar al público,
sea en teatro o en cine. Eso está demostrado en cada una de sus apariciones,
sea por separado o juntas, y sucede ahora con el filme costarricense “Atrás hay relámpagos” (2017), escrito y
dirigido por el guatemalteco Julio Hernández
Cordón.
Por supuesto que esa magia no es solo un asunto de carisma: ahí está el talento que ambas actrices han mostrado una y otra vez, igual, en cine y en teatro. Así, quienes piensan que el cine es tan solo representación, han de preguntarse por qué, con tales actrices juntas, las cosas no salieron mejor en “Atrás hay relámpagos”.
Creo que la película no engancha mejor con el público en general (no hablo de los adictos acríticos del cine costarricense, que los hay en relativa cantidad), no engancha por la ausencia de un relato propiamente dicho. En ello, me apoyo en la apreciación del teórico de cine, semiólogo y sociólogo, el francés Christian Metz.
Decía Metz (simplifico) que en una película hay que eliminar todo vestigio de que se trata de un discurso estructurado (aunque este exista) y favorecer al máximo el hecho de que se trata de pura narración o pura historia. Agrego: aquí es donde deviene importante lo imaginario.
Entendido el cine como narración y representación, no dudo en afirmar que es esa ausencia de un relato propiamente dicho lo que debilita el desarrollo del filme que comento. Si al menos se hubiese presentado como algo experimental o como opción de ser un dispositivo sensorial nada más, mi valoración podría cambiar.
Pero no, la película fue, ha sido y es presentada como una “historia”; sí, por ejemplo, en la página Filmaffinity leemos: “Sole y Ana andan en sus bicis por la ciudad. Ellas investigan unos autos viejos abandonados, son una herencia de la abuela de Sole, con la intención de ponerse una compañía de taxis. Pero su amistad se verá en riesgo cuando encuentran una sorpresa en una de las jorobas.”
Mas no es así, la tal sorpresa queda botada muy pronto, el taxi del caso también y el resto es ver a muchachos dele y dele con sus piruetas bicicleteras, especie de contexto para hacer un retrato más bien inexpresivo y superficial de la conducta de cierto sector socio-juvenil actual, tanto de una perspectiva como grupo o individual.
Como resultado, “Atrás hay relámpagos” es filme sin tensión dramática por ausencia narrativa y, si esto es adrede (lo que tampoco es novedoso en el cine, como algunos creen hoy), resulta cine superficial, sin hondura alguna, hasta frívolo y que llega –a lo más– a crónica, mera compilación o compendio en orden lógico de conductas juveniles poco significativas.
Cierro este comentario con el principio: por dicha actúan Natalia Arias y Adriana Álvarez. Incluso uno disfruta de la fugaz y buena secuencia de María Lourdes Cortés, autodefiniéndose ella en un taxi. Y no olviden las palabras de George Bernard Shaw: "Un crítico debe recordarle a su lector que está leyendo la opción de un solo hombre y que debe tomarla en lo que vale."
Por supuesto que esa magia no es solo un asunto de carisma: ahí está el talento que ambas actrices han mostrado una y otra vez, igual, en cine y en teatro. Así, quienes piensan que el cine es tan solo representación, han de preguntarse por qué, con tales actrices juntas, las cosas no salieron mejor en “Atrás hay relámpagos”.
Creo que la película no engancha mejor con el público en general (no hablo de los adictos acríticos del cine costarricense, que los hay en relativa cantidad), no engancha por la ausencia de un relato propiamente dicho. En ello, me apoyo en la apreciación del teórico de cine, semiólogo y sociólogo, el francés Christian Metz.
Decía Metz (simplifico) que en una película hay que eliminar todo vestigio de que se trata de un discurso estructurado (aunque este exista) y favorecer al máximo el hecho de que se trata de pura narración o pura historia. Agrego: aquí es donde deviene importante lo imaginario.
Entendido el cine como narración y representación, no dudo en afirmar que es esa ausencia de un relato propiamente dicho lo que debilita el desarrollo del filme que comento. Si al menos se hubiese presentado como algo experimental o como opción de ser un dispositivo sensorial nada más, mi valoración podría cambiar.
Pero no, la película fue, ha sido y es presentada como una “historia”; sí, por ejemplo, en la página Filmaffinity leemos: “Sole y Ana andan en sus bicis por la ciudad. Ellas investigan unos autos viejos abandonados, son una herencia de la abuela de Sole, con la intención de ponerse una compañía de taxis. Pero su amistad se verá en riesgo cuando encuentran una sorpresa en una de las jorobas.”
Mas no es así, la tal sorpresa queda botada muy pronto, el taxi del caso también y el resto es ver a muchachos dele y dele con sus piruetas bicicleteras, especie de contexto para hacer un retrato más bien inexpresivo y superficial de la conducta de cierto sector socio-juvenil actual, tanto de una perspectiva como grupo o individual.
Como resultado, “Atrás hay relámpagos” es filme sin tensión dramática por ausencia narrativa y, si esto es adrede (lo que tampoco es novedoso en el cine, como algunos creen hoy), resulta cine superficial, sin hondura alguna, hasta frívolo y que llega –a lo más– a crónica, mera compilación o compendio en orden lógico de conductas juveniles poco significativas.
Cierro este comentario con el principio: por dicha actúan Natalia Arias y Adriana Álvarez. Incluso uno disfruta de la fugaz y buena secuencia de María Lourdes Cortés, autodefiniéndose ella en un taxi. Y no olviden las palabras de George Bernard Shaw: "Un crítico debe recordarle a su lector que está leyendo la opción de un solo hombre y que debe tomarla en lo que vale."
ATRÁS
HAY RELÁMPAGOS
Título original: Atrás hay relámpagos
Costa Rica, 2017
Género: Drama
Dirección: Julio Hernández Cordón
Elenco: Adriana Álvarez, Natalia Arias
Duración: 87 minutos
Cines: Terramall, Lincoln,
San Pedro, Nova Escazú y Alajuela
Calificación: DOS ESTRELLAS ( * * ) de cinco posibles