Wall Street: El dinero nunca duerme, el bisturí sí.

WALL STREET 2

Vuelve Oliver Stone con una secuela de su exitoso filme Wall Street (1987). Ese año, Stone logró una crítica incisiva sobre el capital parasitario, expresión inescrupulosa del capitalismo, cinta que le dio un Óscar a Michael Douglas por su gran actuación. Hoy, con el filme Wall Street: El dinero nunca duerme (2010), Stone vuelve con la crisis del capitalismo en Estados Unidos, que busca socializar las pérdidas. El problema es que Oliver Stone retrata el asunto sin agudeza y, más bien, con alguna somnolencia. Ahora la película se entremezcla y diluye con una historia sentimental nada estimulante. Por allí, la agudeza crítica al sistema se va como agua por un canasto. Con esta secuela, nos encontramos con Gordon Gekko, quien sale de la cárcel dispuesto a ser otra vez el implacable tiburón de las finanzas. Estamos ante un filme presuntuoso, al que le destaco la buena fotografía de Rodrigo Prieto y le cuestiono su música sin rigor. Las actuaciones se notan falsas y sin complejidad. En esta secuela, el bisturí para diseccionar el capítalismo brutal ha sido cambiado por una peineta para hablar de amores y lágrimas filiales, con una débil redención de los personajes al final. (wílliam venegas)